El Efecto Bannister y la búsqueda de metas vacías
Para la semana de la comunicación asistí al conference show “El Efecto Bannister” en donde su presentador, Mauricio Quiroz, nos hablaba de cómo el efecto Banniser surge por Roger Bannister. Es curiosa la introducción con la que empieza la charla, aunque todo el mundo, incluso científicos, concluyen que es imposible para un ser humano correr una milla en menos de 4 minutos, Roger Bannister se pone la meta personal de demostrar lo contrario. Era 1954 cuando el atleta y médico británico Bannister rompió este récord y no solo eso, sino que rompió todos los estándares que se tenían al respecto sobre las capacidades del ser humano. Esta es una de esas anécdotas que inspiran y, de hecho, Mauricio Quiroz, conferencista, entrelaza su experiencia propia con este efecto, ya que Quiroz ganó el premio mundial a la innovación en Londres después de que muchos académicos le dijesen que su idea de negocio era poco viable.
Cada vez que escucho uno de estos casos me impresiono con las cosas de las que somos capaces si tan solo nos proponemos hacerlo, pero entonces me doy cuenta de lo difícil que es para mí el tener una meta y trabajar duro para llegar a ella. En las clases de Teorías hemos visto cómo los medios, especialmente internet, hacen que nuestra personalidad muchas veces se haga homogénea con la de los demás. Hoy en día veo como personas de mi edad no tienen pensamiento crítico, no se cuestionan las cosas, tienen los mismos objetivos y no hacen mucho al respecto para destacar o ser distintos al resto. Es como si debido al internet se hicieran más visibles nuestros sesgos, así como lo hemos visto en clase. Lo que demuestra Bannister y muchos otros es que los límites son propios, y que solo basta el luchar por ello para lograrlo. La duda que me deja esto es si verdaderamente vale la pena luchar por ciertos logros, es decir, hoy en día se tiene la perspectiva de que el dinero lo es todo y da la felicidad, las personas estamos en una carrera constante por alcanzar a otros y es una meta que no tiene final, como dicen ciertas personas: en cualquier área que te desempeñas, siempre va a haber alguien que lo haga mejor. Son realmente pocos quienes alcanzan sus metas a cabalidad y en la carrera del dinero siempre va a existir alguien con quien compararnos. Lo relaciono a lo que en las clases se decía de Byung Chul Han quien habla de la velocidad a la que va el mundo y cómo debemos entrar en un estado de contemplación para buscar lo que de verdad queremos.
En muchas ocasiones he intentado dejar las redes sociales, desconectarme del celular, tener mejores hábitos, y es verdad que lo he podido lograr, pero generalmente esto dura muy poco. Hoy en día es muy difícil estar desconectado de la realidad del internet, no es que este medio sea ajeno a nosotros, es una expresión de todo lo que vivimos día a día. En las conversaciones cotidianas con mis amigos o familiares surge en algún momento ese “oye ya viste esto en instagram” o “esta persona publicó tal cosa”, incluso muchos eventos artísticos o de otra índole se publican en redes, por lo que estar aislado de esto es también estar aislado del mundo real o más bien análogo.
Al final de la charla, mientras escuchaba las reflexiones de Mauricio Quiroz, no podía dejar de pensar en lo fácil que es caer en la trampa de compararnos constantemente con los demás. Nos hemos acostumbrado a medir nuestro éxito en función de lo que otros logran, y eso nos hace olvidar algo importante: nuestras metas y nuestros límites deben ser nuestros, no impuestos por lo que vemos en redes sociales o por lo que la sociedad espera de nosotros. Esto es algo que se ve claramente en lo que las personas publicamos en instagram u otras redes, siempre intentando mostrar nuestro mejor lado, los mejores restaurantes, viajes, etc…
Mientras caminaba de regreso a casa, me quedé dándole vueltas a una pregunta que Mauricio lanzó al final de su conferencia: “¿Qué barrera estás dispuesto a romper hoy?” Me pareció poderosa, pero también me generó un poco de ansiedad. ¿Qué barrera tengo realmente? ¿Y cómo sé si vale la pena romperla? Supongo que esto tiene mucho que ver con lo que mencionábamos en clase sobre Byung-Chul Han y su idea de que vivimos en una sociedad del rendimiento, siempre posicionándonos para ser más productivos, más exitosos, más visibles.
Pensando en esto, llegué a una especie de conclusión personal: tal vez no se trata de romper cualquier barrera, sino de elegir conscientemente las que realmente nos importan. Roger Bannister no corrió esa milla para impresionar a nadie; lo hizo porque quería demostrar, primero para sí mismo, que era posible. Y Mauricio Quiroz, según lo que contó, tampoco buscaba el reconocimiento mundial cuando presentó su idea de negocio; solo quería darle vida a algo en lo que creía.
A veces siento que mis metas están demasiado influenciadas por lo que otros esperan de mí, o por la presión de cumplir con ciertos estándares. Quizás, en lugar de enfocarme en grandes logros que puedan impresionar a otros, debería detenerme y reflexionar: ¿Qué es lo que realmente quiero? Tal vez la clave esté ahí, en volver a lo básico, en conectar con lo que realmente me importa y dejar de lado las comparaciones.
El efecto Bannister no solo es un recordatorio de que los límites están en nuestra mente, sino también de que cada persona tiene su propia carrera por correr. Quizás mi "carrera" no sea tan espectacular como ganar un premio mundial o romper un récord deportivo, pero eso no la hace menos valiosa. Por ahora, mi barrera más inmediata será dedicar tiempo a pensar qué metas son realmente mías, desconectarme un poco del ruido y encontrar algo que, cuando lo logre, me haga sentir orgullo, no por lo que otros digan, sino porque sé que fue algo que realmente quise y luché por alcanzar. Al final la vida está llena de inmensas dudas y de “qué hubiera pasado sí”, y nadie tiene la respuesta de qué es lo mejor para nosotros.
Hoy en día no logro proyectarme con qué metas quiero alcanzar, pero voy disfrutando el camino que se llena con las oportunidades que la vida me da. Yo no elegí nacer rodeado de la familia que tengo, del país en el que estoy, pero debo tomar eso, estar agradecido y ser transparente conmigo mismo para hacer lo que realmente me hace feliz todo el tiempo, no únicamente al final de la meta sino en todo el recorrido. Me quedo con esta frase de Viktor Frankl:“Aquellos que tienen un ‘por qué’ para vivir, pueden soportar casi cualquier ‘cómo’.”
Bibliografía
Frankl, V. E. (2017). El Hombre En Busca del Sentido. WWW. Snowballpublishing.com.
Han, B.-C. (2022). Sociedad del Cansancio, La. Herder & Herder.
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